lunes, 10 de noviembre de 2008

¿Por qué se califica de atentado algo que no lo es?

Oscar Martínez

¿Por qué una acción de guerra contra el enemigo occidental en frentes abiertos como Irak, Afganistán o Palestina es sistemáticamente calificada por los medios occidentales de "atentado" y no de "ataque", "acción", "emboscada", "escaramuza", "ofensiva", "batalla", etc., o cualquier otro término que recuerde al lector la idea de un conflicto bélico? Una muestra de lo que digo, es la forma en que se ha informado a la población sobre el último ataque contra tropas españolas acantonadas en Afganistán por parte de resistentes talibanes. Así ha informado el diario El País sobre este hecho:

Chacón visita a los soldados heridos en el atentado en Afganistán. http://www.elpais.com/articulo/espana/Chacon/llega/Afganistan/repatriar/cuerpos/soldados/muertos/elpepuesp/20081110elpepunac_3/Tes.

El "atentado", es cierto, no se ha producido con medios convencionales de guerra (¿pero quién pone las reglas en una guerra? ¿los ricos, o los pobres?). El "arma" utilizada ha sido una furgoneta cargada de explosivos, dirigida por un miliciano suicida, que chocó contra un blindado del ejército español que viajaba en un convoy, en el distrito de Shindand. Muchos verán en los medios utilizados por los talibanes una confirmación de que se trata de "terroristas", pues los soldados "de verdad" utilizan otros instrumentos de muerte tecnológicamente más sofisticados como son las bombas de racimo (1), que dejan ir cuando explotan miles de bombas muy pequeñas en un radio de un kilómetro cuadrado, dejando la zona arrasada y matando todo bicho viviente. Estas bombas siguen matando aún mucho tiempo después de haber sido lanzadas porque un 25% de ellas no explotan, convirtiendo el área en un campo de minas, lo que garantiza bajas civiles. También utilizan uranio empobrecido (2), cuya principal virtud, aparte de fundir el acero como la mantequilla, es dejar en la población autóctona, durante generaciones enteras, la secuela del cáncer y las malformaciones debido a su radioactividad “pobre”, pero suficiente para matar. ¿Qué decir de los misiles teledirigidos, que matan siendo lanzados desde un avión a miles de metros de altitud, desde donde el piloto, a salvo de cualquier represalia, siembra cobardemente la muerte a su antojo? Son "armas inteligentes", aunque no del todo, pues cuando se "equivocan" provocan "daños colaterales" (3), como son volar escuelas, hospitales, refugios antiaéreos, domicilios que albergan a peligrosos "terroristas" y a sus familias, lugares donde se celebran bodas, infraestructuras vitales como son presas o depuradoras, etc., todos ellos “objetivos militares” reconocidos por la Convención de Ginebra. Pero cuando se usa como arma una vulgar furgoneta cargada con algo tan poco sofisticado y tan fácil de encontrar en el mercado negro como son unos explosivos, y en lugar de utilizar un caro sistema de telemando por láser o microondas, o lo que diablos sea, se echa mano de un hombre dispuesto a dar lo más precioso que tiene, la vida, por sus creencias y por defender su país de una invasión extranjera, ésta última un acto claramente ilegal según la legislación internacional (4) que, teóricamente, reconocen los estados agresores (entre ellos, España), entonces, esto no es una acción de guerra, es un “atentado”, que no merece ser considerado ni por un momento como un acto de resistencia legítima. He aquí el quid de la cuestión.

Así que si los talibanes –que, por cierto, en árabe significa “alumnos” – son pobres y no tienen dinero para comprar esos juguetes que tanto gustan a nuestros militares y a los ministros y diputados que deciden por nosotros cuánto dinero debemos gastar del presupuesto estatal en comprarlos a la floreciente industria militar norteamericana (o europea, o española, o vasca, o catalana (5)), sin consultarnos al respecto en lo más mínimo (además de tener que pagar con nuestros impuestos la publicidad que enardece el papel "humanitario" de nuestras fuerzas armadas), nuestros medios, tan objetivos ellos, inmediatamente encuentran la excusa perfecta para llamarlos "terroristas", aunque los muertos de sus acciones no sean civiles, aunque los muertos sean soldados que no han ido de vacaciones, han ido -mejor dicho, los han llevado- a una guerra, sí, a una guerra, una guerra colonial con el objetivo de ganar dinero, sin ir más lejos.

Pero a esos mismos medios nunca se les ocurre llamar "terroristas" a los soldados norteamericanos desplegados en Irak que asesinan a civiles desarmados en los puestos de control, o que disparan indiscriminadamente contra hombres, mujeres y niños en las manifestaciones contra la ocupación militar. Tampoco llaman "terrorista" a una coalición de ejércitos cuya ocupación militar ha provocado, que se sepa, más de 600.000 víctimas civiles en ese país (todas ellas no achacables, sin duda, a los atentados terroristas). No son "terroristas" los soldados y agentes de la CIA que torturan a "sospechosos" en prisiones como Abu Ghraib, Bagram, Guantánamo u otras cuyos nombres no conocemos. Sin embargo, el uso de la tortura como táctica de guerra ha sido asumido y defendido cínicamente por el ejército estadounidense y su ex-secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, eso es algo que está perfectamente probado pero que a ningún editorialista se le pasará por la cabeza calificar de "terrorismo". Tampoco nuestros diarios y nuestros informativos televisados o nuestras radios llamarán "terroristas" a los servicios secretos occidentales (incluyendo el israelí) responsables de la ola de atentados sangrientos que ha dividido a las dos comunidades de musulmanes en Irak, donde antes de la guerra convivían en paz y armonía. Por último, antes que los medios llamen terrorismo a que el ejército israelí asesine de forma premeditada a civiles palestinos no combatientes, incluyendo a niños y niñas, en represalia a las acciones de resistencia armada que los palestinos cometen en defensa de su país, antes que eso ocurra, repito, se rasgará el cielo.

Está claro, pues. "Terrorismo" es cualquier cosa que hace el que se opone a los "civilizados", "los modernos", los "demócratas", se atenga o no se atenga a los valores morales reconocidos por todos o a lo que se considera legítimo en una guerra. Lo que hacen los "nuestros", en cambio, no necesita justificación alguna, aunque lo que hagan debería ser considerado objetivamente como criminal por una mente que careciera de la doble moral de nuestros medios y de nuestros políticos.

Hace poco el director español José Luis Garci estrenó una película -titulada Sangre de mayo- sobre la resistencia civil de los españoles a la invasión napoleónica, a principios del siglo XIX. Que los tiempos eran otros no es excusa para no apreciar los paralelismos que existen entre la España de esa época, un país atrasado, que Napoleón pretendía colonizar al igual que había hecho en Italia o en otras partes de Europa, y lo que está ocurriendo en Oriente Medio. Dicha película ha sido un encargo de Esperanza Aguirre -la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, gobernada por el PP- para conmemorar los actos ocurridos el 2 y 3 de mayo de 1808 en Madrid, cuando los madrileños se sublevaron contra las tropas francesas. Los mismos que promocionaron la invasión de Irak cuando el orbe entero se les oponía, son los que glorifican ahora la lucha heroica de un pueblo armado con navajas, hoces y garrotes contra el ejército más poderoso del mundo. El salvajismo de aquella guerra ha sido inmortalizado por uno de los primeros periodistas gráficos de la historia, el pintor zaragozano Francisco de Goya y Lucientes, en sus grabados Los desastres de la guerra (6): cuerpos decapitados, ahorcados, desmembrados, locura, sufrimiento y pavor, terror en las acciones de uno y otro bando. ¿No ven que eso, precisamente, es lo que está ocurriendo en lugares como Afganistán, Irak y Palestina, lugares donde antes de la intervención occidental no había nada parecido? No, no lo ven. Están ciegos. Sin embargo, el slogan escogido por Garci para promocionar su película dice textualmente:

"sólo la fuerza del pueblo... puede defender la libertad".

Por cierto, esta crítica también va dirigida a aquellos -incluyéndome a mí mismo- que acudimos masivamente a las manifestaciones en contra de la invasión de Irak. ¿A qué esperamos para actuar con la misma contundencia contra la invasión de Afganistán (7)? ¿En qué se diferencian estos dos conflictos? En nada. Pero Zapatero no es Aznar y se le deja hacer porque tiene “talante” a la hora de matar. Somos tan responsables como él de ayudar al Imperio en Afganistán y otros lugares y eso incluye a toda la izquierda y a los "bienpensantes" de toda laya. Obama ya ha dejado claro que la "guerra buena" es Afganistán. ¿Dejaremos que haga lo mismo que ha hecho Bush en Irak porque es negro, porque es demócrata, porque es liberal y educado, porque es simpático, carismático, guapo, "bronceado"? Reflexionemos sobre ello porque si no lo hacemos tenemos, en el fondo, tan poca moral como los dueños de El País y otra gente de la misma calaña.

Notas:

1. Human Rights Watch. Save Civilians. Ban Cluster Munitions. http://hrw.org/campaigns/clusters/index.htm. El vídeo ofrece imágenes esclarecedoras sobre lo que son estos artefactos del demonio, imágenes que nunca veréis en un informativo de televisión.

2. Global Research. Nothing depleted about 'depleted uranium'. http://www.globalresearch.ca/index.php?context=viewArticle&code=BUL20060122&articleId=1777. Nuevamente, las fotos hablan por sí mismas.

3. Rawa News. Burnt children after a NATO bomb attack. http://www.rawa.org/temp/runews/rawanews.php?id=18. Las imágenes muestran lo bien que lo hacen “nuestros chicos” en Afganistán dando su apoyo a asesinos como éstos.

4. Guerra de agresión. http://es.wikipedia.org/wiki/Delito_de_agresi%C3%B3n.

5. Justícia i Pau. ¡No a la industria aeronáutica militar en Cataluña!. http://www.justiciaipau.org/campanyes.es.shtml?x=6130.

6. Francisco de Goya y Lucientes. http://es.wikipedia.org/wiki/Los_desastres_de_la_guerra.

7. Justícia i Pau. Más d’un centenar de personas asistieron a las Jornadas “¿Qué hace España en Afganistán?”. http://www.justiciaipau.org/noticies.es.shtml?x=9375.

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